A fines del siglo XIX se introdujo la Educación Física como materia obligatoria en las escuelas. Esta medida comprendía la Gimnasia escolar como parte de un afán nacional modernizador:
"Las naciones que marchan a la vanguardia respecto a la civilización, reconocen la suma importancia de la jimnasia escolar i que sus gobernantes no se desdeñan en poner su firma al pié de los decretos que la hacen obligatoria i la reglamentan" (Aguirre, 1886: VIII).
Con su enseñanza en las escuelas públicas, la Gimnasia se dio a conocer a los sectores populares desde comienzos del siglo XX. El Manual de Jimnasia Escolar para el uso de las Escuelas de Instrucción Primaria (1886) indica la importancia de difundir este tipo de ejercicio:
"Popularizar la educación física de una manera sencilla, rápida, jeneral i práctica; i hacer desaparecer la frecuente cuanto inmotivada aversión que existe por esta enseñanza, que es la que ha de dar a las nuevas jeneraciones la fuerza i la salud" (Aguirre, 1886: VII).
Los médicos y educadores impulsaron el cultivo físico en las escuelas como parte del proyecto de modernización nacional. Entendían que educar y fortalecer a niños y niñas modelaba cuerpos y mentes para el trabajo en las fábricas, el ejercicio ciudadano y el crecimiento demográfico.
La Educación Física era necesaria para el desarrollo nacional, porque:
En 1886 el Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile elaboró las siguientes propuestas para una exitosa incorporación de la educación física en las escuelas chilenas:
La finalidad de la inserción de la Gimnasia superaba así el mero ejercicio físico y priorizaba fines educativos y civilizadores. Este objetivo continuaba siendo primordial hacia mediados del siglo XX:
El acondicionamiento físico apuntaba a la formación integral escolar y de sus relaciones sociales y familiares. Esto se aprecia en el prospecto escolar del Liceo Isabel Le-Brun de Pinochet:
"Llamamos con insistencia la atención de los padres de familia hacia la necesidad absoluta de que todas las alumnas tomen parte en los ejercicios jimnásticos. Atendiendo a esta importancia, el Liceo tiene clases de Jimnasia hasta en los últimos años de humanidades" (Liceo Isabel Le-Brun de Pinochet, 1900: 5).
La pretendida universalidad de la enseñanza de la Educación Física, era tensionada por diferencias en recursos materiales entre escuelas públicas y privadas y por la distinta instrucción otorgada a niños y niñas.
El Prospecto de Admisión de Alumnos para la Escuela de Niños de Copiapó (1935) describía un equipamiento rico y excepcional, la escuela contaba con un campo de deportes completo, que incluía una moderna piscina.
Otros establecimientos sólo se limitan a asignar un sitio para realizar esta nueva asignatura obligatoria, que sirve también como espacio para el recreo. Esta realidad queda constatada en el texto Los Liceos de Niñas (1915) "se debe disponer de sitios apropiados para los ejercicios gimnásticos de las educandas y para su libre movimiento en los ratos de recreo" (Von Kalchberg, 1915: 24).