La división sexual del trabajo era favorecida por la modelación de los cuerpos escolares, que establecía ejercicios y finalidades pedagógicas distintas para hombres y mujeres. Esta diferenciación cobraba especial importancia a partir de la pubertad, pues se asociaba a la procreación.
El vestuario apropiado, el tipo de ejercicio realizado y las expectativas sobre el desarrollo corporal de niñas y niños eran competencias de la Educación Física.
El Manual de Gimnasia Escolar para uso de las Escuelas de Instrucción Primaria (1886) revela cómo esta distinción se materializó en el vestuario y los implementos usados en la enseñanza de la gimnasia:
"Manillas, cuerdas y caballetes eran elementos reservados para los varones en las primeras clases de Educación Física, mientras que para las mujeres estos implementos estaban prohibidos. En las escuelas para mujeres no se usarán las manillas i solo se ejecutarán los ejercicios elementales" (Aguirre, 1886: 4).
La diferencia del atuendo deportivo para mujeres y hombres se evidencia en las ilustraciones del manual. La complejidad de los ejercicios para cada sexo determinaba el vestuario utilizado y las posibilidades de desarrollo muscular.
Vestir el cuerpo era indispensable para una sociedad en que el desnudo femenino era pecaminoso. El pudor y recelo influían incluso en la práctica del pesaje de niños y niñas en la escuela:
"El ideal en la manera de tomar este dato seria estando el niño completamente desnudo o con un calzoncillo de baño, i si es mujer, con sólo una camisa, cuyo peso se rebajaria despues de la esperiencia; pero hai que proceder con suma prudencia porque muchas veces éste es el principal motivo para que los niños se resistan a medirse. Es necesario trabajar mucho para hacer comprender a los padres la conveniencia de estas mediciones" (Matus, 1911: 11).
El ideal femenino buscaba preparar de mejor forma el cuerpo y la mente de las mujeres para que fueran madres y reprodujeran ciudadanos saludables:
"Eduquemos físicamente a la niña y a la mujer, que ella, convertida en madre sabrá hacer viril a su hijo, ella criará las primera tendencia iniciales al miedo o al valor: ella será la primera profesora de energía en su hijo" (Lamas, 1911: 62).
Las jóvenes se dedicaban a ejercicios suaves y en algunas escuelas la actividad física se complementaba con clases de baile.
La vestimenta femenina debía ser simple y moderada. "El uso del corsé debe prohibirse terminantemente a las alumnas porque, comprimiendo la caja huesosa del tórax, no la deja desarrollarse normalmente, compromete el funcionamiento de los órganos vitales internos, desplaza el diafragma y, en una palabra, deforma el cuerpo totalmente tanto exterior como interiormente" (Aguirre, 1886: 7).
La distinción entre el ideal femenino y masculino se relacionaba con la función social asignada para mujeres y hombres. Las experiencias fuera de la escuela reforzaban esta diferencia:
"Unos y otros necesitan una bien concertada gimnasia y las niñas con razón tanto mayor, cuanto que no suelen hallar, fuera de la escuela, tantas ocasiones de esparcimiento y ejercicio como los niños, los cuales son, por carácter y por uso social, mas libres en sus movimientos" (Ruiz, 1912: 95).
El ideal masculino era un cuerpo vigoroso y fortificado. La intención era prepararlo para el trabajo y la lucha. Algunos ejercicios se inspiraban en la antigua gimnasia militar.
"Solo a medida que adelanta la educación, se diferencian sus caracteres, educándose los niños en el valor, resistencia y virilidad, en la inclinación a proteger al débil, regir a los inferiores y tener solicitud de ellos, y en una palabra: en las cualidades propias de un jefe de familia, de un ciudadano, de un hombre que habrá de procurar su independencia económica, e intervenir en los negocios públicos; mientras a las niñas, por el contrario, se las dirige a las cualidades opuestas, que las hagan aptas para sus diversas funciones en la vida social". (Ruiz, 1912: 95).
Se buscaba reforzar la musculatura de los niños y distinguirlos así físicamente de sus compañeras.
Las imágenes del Manual de Gimnasia Escolar para uso de las Escuelas de Instrucción Primaria (1886) muestran un cuerpo masculino fuerte, musculado, en postura recta y siempre alerta.