¿Lenguas indígenas para todas y todos?
Dentro de la conversación se presentó el debate sobre a quiénes debe enseñarse la lengua. Así, se manifestó que la enseñanza de la lengua se debe transmitir a la familia en primera instancia y luego debe dirigirse exclusivamente a la comunidad.
Mercedes Tonko Paterito, mujer kawésqar, residente de Puerto Edén, Región de Magallanes, aprendió la lengua del legado que su madre y padre le transmitieron desde niña y ella ha querido seguir adelante con esa tarea de transmisión:
Vengo de un pueblo canoero, soy hablante kawésqar y monitora de lengua. Creo que soy un poco discriminatoria. Yo hago clases a solo gente kawésqar, le enseño solo a los que son descendientes no a otra gente porque -como las he escuchado- todas tuvimos discriminación cuando niñas y esa discriminación queda en la memoria. Yo no hago clases en los colegios, solamente a las comunidades kawésqar cuando ellos me lo piden. Esa es mi ley.
Decidir mantener la lengua en la comunidad, es consecuencia de la relación que tuvieron los pueblos australes con las sociedades colonas extranjeras y chilenas. La supremacía racial impuesta por los colonos se extendió atravesando continentes y la discriminación no solo se tradujo en segregación, sino que en genocidio, en secuestro y traslado forzoso hacia otros países.
María Ángela Tepano Hito, mujer Rapa Nui residente en la isla y matriarca en su clan, compartió su visión:
Nosotras tenemos que cuidar mucho nuestra lengua. No estoy de acuerdo en enseñar mi lengua a extranjeros, mi deber es inculcar mi sabiduría a mi pueblo. No me gustaría que los otros supieran mi idioma.
Ambas visiones responden claramente a una historia que ha marcado a los pueblos indígenas en relación al Estado y a los afuerinos. Esto invita a reflexionar acerca de cuáles son los hechos que definen estas posturas sobre la enseñanza de la lengua.
Desde otra vereda, se manifestó la voluntad de enseñar a quien desee aprender. Es necesario considerar que el interés por aprender las lenguas indígenas se extiende a gran parte de la población chilena, incluso extranjera.
Las cultoras que realizan talleres de lengua expresaron que chilenas/os y extranjeras/os concurren a estas instancias por un interés y compromiso genuino. Educar desde la perspectiva indígena implica también un ejercicio reivindicativo, donde el conocimiento entregado configura un discurso que dista de la historia oficial que ha moldeado las culturas de los pueblos indígenas y afrodescendiente.
Herminda Quintriqueo Mariman, reconocida en la ciudad de la Serena por su trayectoria en el trabajo en telar y mapuzugun, entregó su reflexión:
Hay que enseñar a nuestros niños, mapuche o no mapuche, sean indígenas o no. Lo que pasa ahora es que los que más quieren aprender son los wingkas (no mapuche). A mí me han llegado extranjeros, vienen niñas de Estados Unidos que quieren aprender mapuzungun. ¿Por qué?
Es posible afirmar así que el debate sobre la exclusividad de enseñanza de las lenguas para las comunidades en relación a los afuerinos sigue siendo una discusión que sigue en curso.